Cualquiera que se haya acercado a conocer la vida de Federico García Lorca, aparte de admirar su inquieto espíritu creativo y crítico, habrá podido comprobar que también era un alma viajera. Todos conocen sus versos sobre Nueva York y Cuba, escritos después de visitar esos lugares. Ya de estudiante en su tierra conoció diversos lugares de España y es de sobra conocido su encuentro con Antonio Machado en Baeza.
Por eso no es de extrañar que en su llegada a Madrid para estudiar en la Residencia de Estudiantes se integrara en el grupo de Teatro Universitario “La Barraca”, cuyo objetivo era llevar, extender y dar a conocer las grandes obras del teatro clásico español por todo lo largo y ancho de la geografía española. Sobre todo a zonas con poca actividad cultural. Se trataba de una especie de compañía ambulante; al igual que las compañías de teatro de nuestro Siglo de Oro.
“La Barraca” contó con el apoyo de Fernando de los Ríos-entonces ministro de Instrucción Pública- y su labor fue complementaria a la realizada por Alejandro Casona y el Teatro del Pueblo, siguiendo el proyecto de Misiones Pedagógicas, creado a partir de una idea de Giner de los Ríos, fundador de la Institución Libre de Enseñanza. Federico García Lorca fue su director artístico, ayudado en esta labor por Eduardo Ugarte.
El grupo como tal fue creado en 1931 e iniciaron sus actividades en 1932. Las giras se realizaban en los veranos, cuando los actores, que eran estudiantes, se encontraban ya libres de sus tareas académicas. Según relata Luis Sáenz de la Calzada en su libro “La Barraca Teatro Universitario”, en julio de 1933 “La Barraca” realiza una gira por el este y centro de España. Comienzan por Utiel, pasan por Valencia, Alicante, Alcaraz, Balazote y Manzanares. La siguiente parada se realizó en Madridejos.
Sus actuaciones tenían lugar al aire libre. Solían escoger la plaza del pueblo para montar el escenario. Si no se podía se actuaba entonces a campo abierto. El público escuchaba de pie y no se cobraba nada. Los integrantes del grupo tampoco recibían remuneración alguna.
A Madridejos debieron llegar con un camión (al que los actores llamaban “La Bella Aurelia” por llamarse Aurelio el conductor) donde venía todo el escenario, decorados, luces, baterías… y un autobús donde iban los actores.
A continuación montaron el escenario, seguramente aguantando el incordio de los chicos-por entonces hacían vida mayoritariamente en la calle- que constaba de un tablado de madera de seis metros de profundidad y ocho de embocadura, sostenido por caballetes. En sus laterales había cortinas y al fondo también cortinas negras. También disponían de focos y baterías para la iluminación del escenario.
En Madridejos pusieron en escena una selección de los entremeses de Miguel de Cervantes, concretamente tres: la Cueva de Salamanca en primer lugar, la Guarda Cuidadosa a continuación y terminaron la función con Los Habladores.
La Cueva de Salamanca era el único de los tres que no tenía ningún pequeño pasaje cantado y al parecer no contaba con decorado. Lorca diseñó sus figurines. La Guarda Cuidadosa, en cambio, si contaba con un decorado sintético (obra al parecer de Ponce de León) y había en él dos pequeños pasajes cantados, cuya música había compuesto Federico; uno cuando la doncella pretendida por el soldado canta fuera de escena:
Sacristán de mi vida
tenme por tuya
y fiado en mi fe
canta aleluya, tralará.
que se puede escuchar interpretado (como todos los demás) por Miguel Ángel Camuñas Rosell, a continuación:
Y otro cuando el soldado derrotado por el sacristán da fin al entremés con el célebre pareado cervantino:
Que donde hay fuerza de hecho
Se pierde cualquier derecho.
que puedes escuchar, a continuación:
Los Habladores se representó sin decorados y con unos cuantos muebles (un sillón y unas esteras). Había también una mesa pintada que se sujetaba con una rama. Los figurines eran un diseño de Ramón Gaya. Lorca también compuso una pequeña tonada para su final utilizando el verso:
Vete, pícaro hablador, vete, vete, pícaro hablador.
que también se puede escuchar, a continuación:
Desde Madridejos marcharon a Tembleque donde también representaron esta selección de entremeses cervantinos. Este pueblo era el final de la gira y desde allí marcharon a Madrid. En agosto el grupo realizó una segunda gira, que posiblemente fuera la última para Federico. En el mes de octubre marchó a Argentina donde sus obras teatrales estaban cosechando un éxito excepcional.
En el siguiente enlace se pueden observar imágenes reales de cómo fueron las actuaciones de La Barraca https://www.youtube.com/watch?v=NVAHWCdRtwg.
No acabaría aquí la aparición de Madridejos en relación con la vida de Federico García Lorca. Sería, además, otra vez en el mes de Julio. En el verano de 1936 Federico se encontraba en Madrid donde tiene una intensa actividad cultural. En ese mes julio, concretamente el día 12, se realiza la lectura de La Casa de Bernarda Alba en la casa del doctor Eusebio Oliver. El día 13 lleva el manuscrito de Un poeta en Nueva York a las oficinas de Cruz y Raya para José Bergamín. Al no encontrarlo se lo deja junto con una nota. Ha tomado la decisión de regresar con su familia. Acompañado por Rafael Martínez Nadal marcha a la estación de Atocha para coger el tren nocturno. El 14 de Julio se encuentra ya en la Huerta de San Vicente, la residencia familiar.
Pero hay otra persona que ha tomado también la misma decisión. Una decisión que luego resultará fatal para la vida de Lorca. Se trata de Ramón Ruiz Alonso. Político integrado en la CEDA, que se ha presentado a diputado por Granada y que en los mítines ha arremetido contra Fernando de los Ríos y contra Lorca llamándole “el de la cabeza gorda”. Según escribe Gibson en su libro sobre la vida de Federico García Lorca, toma esta decisión con la posible intención de participar en la posible sublevación militar.
El 10 de julio sale en coche para Granada. Cerca de Madridejos (de nuevo siguiendo a Gibson) sufre un accidente de carretera. Circulaba a gran velocidad cuando un camión se le atraviesa en la calzada. Para evitar un choque debe realizar un fuerte viraje. El vehículo da varias vueltas y queda destrozado. Ramón resulta con fuertes magulladuras. Es atendido por particulares y políticos amigos de Acción Popular. Partido en el que militaba y que envía un coche para recogerlo y llevarlo a Granada. El 20 de Julio se encontraba participando en la sublevación. Gibson también refirió todo esto en un programa de televisión llamado “La Clave”, emitido el 21 de junio de 1980. Se puede visionar(fijarse en el minuto 48) en el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=ukbsAF_WUf4.
Entre los días 6 y 9 de agosto se hacen registros en la casa de los Lorca. La misma tarde del 9 de agosto Federico busca refugio en la casa de los Rosales. Sin embargo el 16 de agosto es detenido por Ramón Ruiz Alonso (quien ha realizado la denuncia) y un nutrido grupo de personas. Queda recluido en el gobierno civil. De allí es trasladado a Viznar donde el 19 de agosto es asesinado, al parecer, por las denominadas escuadras negras.
Ramón Ruiz Alonso abandonó Granada al acabar la guerra civil. Vivió en Madrid hasta la muerte de Franco (1975) en que marcha a Estados Unidos junto a su cuarta hija que residía allí. Sus otras tres hijas se dedicarían a la interpretación, llegando a ser actrices muy conocidas: Emma Penella, Terele Pávez y Elisa Montés. Ninguna de ellas utilizó el apellido del padre en sus respectivos nombres artísticos. Terele Pávez escogió el apellido de su abuela materna; Elisa Montés hizo homenaje al célebre pasodoble El Gato Montés, compuesto por su abuelo materno Manuel Penella. Lo que también hizo Emma Penella, recurriendo también a ese apellido.
Elisa Montés también pasó por Madridejos. Actuó en el salón de actos del Pretil antes de que se construyera la actual Casa de Cultura, poniendo en escena un monólogo titulado Las prostitutas os precederán en el reino de los cielos. Obra escrita por José Luis Martín Descalzo, nacido, por cierto, en Madridejos. Emma Penella se despidió de las tablas teatrales en el año 1993 realizando una gira por España poniendo en escena El enfermo imaginario de Moliére. Una de sus actuaciones tuvo lugar precisamente en la casi recién inaugurada Casa de la Cultura de Madridejos.